Llego al camping de los holandeses aún con luz.
Solo hay una familia alemana con una autocaravana.
Cena:
- frutos secos.
- patatas cocidas.
- rábanos.
- aguacate.
- queso idiazabal.
- vino.
La nostalgia de otras vidas.
Ser alemana, tener una familia, recorrer Francia durante las vacaciones, quizá ser profesora o médica.
Puedo imaginarlo.
Puedo echarlo de menos.
Se oye al fondo el ruido de la fábrica de luz.
No veo a los caipús.
La última vez con C. vimos tres que comían tallos o raíces.
He plantado la tienda bajo un enorme roble.
Viene el holandés a cobrarme.
Intercambiamos conversación sobre el tiempo.
Ayer hubo aquí 40º.
Me tumbo para descansar la espalda.
Oigo a la familia alemana jugar a algo que no consigo saber que es.
Cuando me levanto y atisbo veo que juegan a la petanca (muy francés para ser alemanes).
Anochece.
Cantan los grillos.
Bebo vino.
Tregua.
Me despierto antes de que suene el despertador.
Aquí a las siete ya es de día.
He soñado que me costaba respirar, que me ahogaba.
Me he puesto a dormir en dirección contraria a como estaba.
Tenía la cabeza más baja que los pies.
Lo más curioso es que me asfixiaba en Rusia y en ruso.
Desayuno:
- un melocotón (guardo el hueso por lo que pueda suceder).
- una barrita de muesli.
- te tibio (Lapsang Souchong).
Mientras recojo, la mujer alemana se levanta.
Se pone a leer mientras su familia duerme.
Quizá ella también sienta nostalgia de otras vidas (la de la mujer española que viaja sola y que no parece que esté de vacaciones).
Cuando me voy no me mira.
Me quedo con las ganas de hacer un gesto de despedida.
(para I., que me lo pidió.)
martes, 25 de agosto de 2009
miércoles, 19 de agosto de 2009
treguas
las risas.
el cariño.
el libro de Szimborska, a estrenar, de la biblio.
las caipirinhas.
algunos mails.
los kilómetros a devorar.
la música nueva.
los viajes.
el cariño.
el libro de Szimborska, a estrenar, de la biblio.
las caipirinhas.
algunos mails.
los kilómetros a devorar.
la música nueva.
los viajes.
viernes, 14 de agosto de 2009
jueves, 13 de agosto de 2009
miércoles, 5 de agosto de 2009
vencejos y deseos
los vencejos aún no se han ido o, por lo menos, no todos.
mientras hacía ayer esta foto del atardecer dorado, los vencejos volaban y silbaban por encima de mí.
el cambio en la luz empieza a ser perceptible, es más oblicua.
esta mañana pensaba que me apetecía irme de viaje.
por una vez mi deseo se va a cumplir.
inesperadamente.
me voy.
sábado, 1 de agosto de 2009
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