Tan solo recuerdas
el aire verde entre las hojas de los avellanos,
la mano pellizcando la alegría
de ser niño siempre,
una tarde y otra,
pues el tiempo no existía todavía y la muerte
- la muerte era una columna eléctrica
donde se posaban, solemnes, los pájaros.
Ambos mundos, Poesía 1988-2009, Xuan Bello.