apenas había amanecido cuando me he despertado.
el mirlo cantaba en su rama.
después he oído a la corneja a lo lejos.
los gorriones se despiertan más tarde, cuando hay más claridad.
su canto no es muy armonioso pero me gusta tener una bandada viviendo en mi patio.
ayer encontré muerto un minúsculo pollo de gorrión.
de su pico sobresalía una pajita.
tiré de ella y salió junto con una porción de bolo alimenticio.
se había asfixiado.
pude imaginar su agonía impotente.
y, después, lo arrojarían del nido.
lo estuve observando un rato.
apenas tendría dos o tres días.
las primeras plumas se adivinaban como una linea oscura en las alas mínimas.
aún no había abierto los ojos.
sentí cierta compasión por el.
era frágil y desvalido.
en realidad como todos nosotros.