estaba en el carro de devoluciones de la biblio.
no me sonaba de nada, la contraportada no daba (extrañamente) muchos datos.
ignoré las alabanzas del interior, ignoré la editorial.
y me sumergí en sus seiscientas páginas.
y me dejé arrastrar.
y me arrastró.
y disfruté como hacía mucho.
y soñé con Almondine.
y boqueé.
y empecé a leer con la sensación de un peligro inminente.
y leí sin aliento.
y lloré.
y no quería que se terminara.
pero lo terminé, anoche, enfadada.
enfadada porque es tan injusto como la vida
y tan hermoso también.
no creo que olvide a Almondine.
La historia de Edgar Sawtelle, David Wroblewski.
(aconsejo no buscar información en Internet, destripan demasiados detalles que es mejor descubrir por uno mismo. si acaso esto.)
4 comentarios:
de alguna forma lo llamaron por ti, ¿o no?
A mí también me llama siempre el carro de devoluciones. ¡Cómo es la envidia!
¿Me moriré de pena si lo leo?
Porque no me quiero morir de pena más.
Pues tiene muy buena pinta la reseña de El Pais y claro, al ser publicado por Planeta, ni siquiera tuve la suerte de encontrármelo, jejeje
Publicar un comentario