Que alguien te diga que te quiere puede ser bueno o malo, eso según.
Por ejemplo, si la tercera vez que te acuestas con un chico que te gusta mucho te dice "te quiero" eso es bueno. Pero si tu le dices a ese mismo chico "te quiero" y él te responde "yo te quiero mucho", eso es malo. La clave está en el "mucho", así pues, por increíble que parezca, "te quiero" es más grande y más profundo que "te quiero mucho". Es una curiosa paradoja del lenguaje.
La luz de la mesita de noche, Juan Pardo Vidal.
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