En su cabaña de lo alto, el asceta
se alimentaba de hierbas, poseía
solo un cántaro, un libro pero
cuando salía a recibir a los pájaros al alba,
se ponía su túnica de hilo
impolutamente blanca, y bebía agua
en su taza de plata y porcelana antigua.
Por respeto.
Pájaros, José Jimenez Lozano.
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