hoy he paseado por el monte en un rato de tregua de la lluvia.
avanzaba entre los robles por las sendas que abren los
animales, olía a humedad y a musgo y a hojas descompuestas.
y soplaba el viento y había nubes de todos los tonos de gris.
ahora acabo de preparar unos panes planos y dejo que fermenten
mientras leo.
iba a decir un libro curioso y efectivamente lo es,
se llama así, Curiosidad, Por qué todo nos interesa.
en él encuentro una lista de Robert Boyle, científico del siglo XVII,
de cosas que debía recordar (e imagino que investigar):
El uso de un carruaje
los ojos de los cachorros de perro recién nacidos
las plumas, picos y uñas de las aves que aún no han roto el
cascarón
la pólvora, entera y molida
insectos y otras criaturas que parecen exánimes en invierno
la serpiente de Moisés y el agua transmutada
que la belleza no hace a las partes, si no que resulta de ellas, así
como la salud, la armonía, la simetría
que las formas internas acaso no sean sino disposiciones
duraderas forjadas por
los objetos externos
el barómetro sellado y las consecuencias de semejante aparato
monstruos, y los antojos y temores de las mujeres encintas
la reparación torpe de muelles a martillazos, etc.
pinchar una burbuja en el cristal de un barómetro.
cuanto menos desconcertante.
5 comentarios:
¡me encanta!
:-)
ah. una cosa. ¿qué tal está ese libro?
le tenía echado el ojo, pero nunca llegué a leérmelo, y ahora que manguel también ha publicado un libro sobre la curiosidad ("una historia natural de la curiosidad"), me pregunto cuál de los dos será más interesante...
aún no puedo decir mucho, apenas lo he empezado.
pero Manguel es mucho Manguel ;-)
ya te contaré.
es una lista que casi puede abarcar una vida entera....
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