En los primeros días de enero de 1869, me encontraba en el Gimnasio Spencer, en la calle Vieja de San Lucas,
cuando trajeron un embalaje que parecía venir del extranjero... Un joven esbelto, que pronto supe que era el Sr. Turner, de París, seguía al embalaje y supervisó su apertura; el gimnasio fue despejado, el Sr. Turner se quitó la chaqueta, asió el manillar de la máquina, y con una pequeña carrerilla, con gran sorpresa por mi parte, se encaramó sobre ella, y colocando los pies sobre los pedales, dio la vuelta a la habitación. Estábamos allí media docena de espectadores, nunca olvidaré nuestra sorpresa al ver al Sr. Turner dando vueltas por la sala, sentado en una barra colocada sobre un par de ruedas alineadas y que deberían, según nuestras inocentes suposiciones, caerse tan pronto como él se colocara sobre ellas.
Ixion- Diario de velocípedos, atletismo y aeróstatos (1875),
en El Libro de la bicicleta, R. Watson y M. Gray.
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