Una mañana temprano, mucho antes del primer canto del gallo,
despertado por un silbido, me asomé a la ventana.
Subido a un cerezo - el alba inundaba mi jardín -,
había sentado un joven con el pantalón remendado
que cogía alegremente mis cerezas. Al verme
me saludó con la cabeza, mientras con ambas manos
pasaba las cerezas de las ramas a sus bolsillos.
Largo rato, de vuelta ya en mi cama,
le estuve oyendo silbar su alegre cancioncilla.
Poemas y Canciones, Bertolt Brecht.
mientras comía cerezas me he acordado de este poema de Brecht
aunque, lástima, las mías no son robadas al amanecer subida a un cerezo.
1 comentario:
Robar fruta... la fruta robada... conozco pocas cosas mejores
Publicar un comentario