jueves, 16 de octubre de 2014

Chozas y escondites de nieve

Estos poemas no valen
demasiado, son sólo
unas palabras arrojadas
de forma azarosa.
Aún así
para mí
hay algo bueno
en hacerlos, es
como si tuviera en ellos por un breve
momento una casa.
Pienso en esas casitas
que hacía uno con ramas
cuando niño:
entrar a gatas en ellas, sentarse
y escuchar cuando llueve,
solo entre la maleza,
sentir las gotas de lluvia en tu nariz
y en tus cabellos –
o escondites de nieve en Navidad,
entrar a gatas y cerrar después
con una arpillera,
encender una vela, y estar ahí
por frías y enteras tardes.

Olav H. Hauge.


(he descubierto a Hauge leyendo a Knausgard, un descubrimiento que lleva a otro.)

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