El humo, el viento y el fuego son cosas que puedes sentir
pero no tocar. Con los recuerdos y los sueños
sucede lo mismo. Están hechos de la materia del mundo.
Sólo durante un espacio de tiempo muy corto tenemos
pelo y dientes y nos ponemos ropa roja y tenemos
huesos y piel y ojos que ven. No dura demasiado. A algunos
más que a otros. Si tienes suerte, tú serás quien cuente esta historia:
que los ojos han visto, el pelo ha ondeado, la piel ha sentido
caricias, los huesos han empezado a doler.
El hombre que se enamoró de la luna, Tom Spambauer.
martes, 27 de agosto de 2013
viernes, 9 de agosto de 2013
camping de los holandeses
vuelvo sola, después de mucho tiempo
al camping de los holandeses.
me cruzo con la holandesa que viene andando.
al principio noto que no me reconoce,
después me sonríe e intercambiamos charla.
me cobra.
siete euros cincuenta.
no es caro para ser, casi, el paraiso.
solo hay unos chicos en una autocaravana.
el resto está vacío, verde, segado.
solo la separación entre las parcelas está sin segar,
hay robles inmensos.
tardo en encontrar el emplazamiento,
la furgo queda inclinada todo el tiempo.
al fin lo consigo, en un sitio que nunca había utilizado.
abro una botella de vino y leo,
John Irving, Personas como nosotros.
me gusta John Irving aunque a veces se me olvida.
me preparo la cena, judías verdes.
(en algún momento tengo que escribir
un encendido elogio de las judías verdes,
que no se me olvide.)
anochece y ya no puedo leer más.
entonces recuerdo.
y es sorprendente que un lugar
en el que tampoco he pasado tanto tiempo
tenga esta carga inmensa de recuerdos,
que pueda asociarlo a tantos momentos de mi vida.
es noche cerrada.
el cielo esta inmensamente lleno de estrellas,
casi da vértigo.
no hay ninguna luz,
solo una luciérnaga que brilla entre la hierba.
duermo.
hoy sin sueños.
al camping de los holandeses.
me cruzo con la holandesa que viene andando.
al principio noto que no me reconoce,
después me sonríe e intercambiamos charla.
me cobra.
siete euros cincuenta.
no es caro para ser, casi, el paraiso.
solo hay unos chicos en una autocaravana.
el resto está vacío, verde, segado.
solo la separación entre las parcelas está sin segar,
hay robles inmensos.
tardo en encontrar el emplazamiento,
la furgo queda inclinada todo el tiempo.
al fin lo consigo, en un sitio que nunca había utilizado.
abro una botella de vino y leo,
John Irving, Personas como nosotros.
me gusta John Irving aunque a veces se me olvida.
me preparo la cena, judías verdes.
(en algún momento tengo que escribir
un encendido elogio de las judías verdes,
que no se me olvide.)
anochece y ya no puedo leer más.
entonces recuerdo.
y es sorprendente que un lugar
en el que tampoco he pasado tanto tiempo
tenga esta carga inmensa de recuerdos,
que pueda asociarlo a tantos momentos de mi vida.
es noche cerrada.
el cielo esta inmensamente lleno de estrellas,
casi da vértigo.
no hay ninguna luz,
solo una luciérnaga que brilla entre la hierba.
duermo.
hoy sin sueños.
miércoles, 7 de agosto de 2013
mariposa nocturna
veo una diminuta mariposa nocturna flotando en la botella de vino.
aún nada, veo como mueve las antenas.
consigo sacarla vertiendo suavemente el liquido en el vaso
y luego, con la punta de un cuchillo, la dejo sobre la mesa,
quizá consiga secarse.
el vino en el vaso está constelado por minúsculas escamas doradas.
me bebo un cielo estrellado.
aún nada, veo como mueve las antenas.
consigo sacarla vertiendo suavemente el liquido en el vaso
y luego, con la punta de un cuchillo, la dejo sobre la mesa,
quizá consiga secarse.
el vino en el vaso está constelado por minúsculas escamas doradas.
me bebo un cielo estrellado.
martes, 6 de agosto de 2013
Rama desnuda
¿Qué es
este engaño, di, rama desnuda?
Yo
mismo te corté este invierno. Sola,
despojada
de cielo, te quedaste
en la
tierra, caída como el cuerpo
exangüe
de un extraño. Allí seguiste
bajo
los fríos soles y las ciegas
estrellas,
en inerme y retraído
abandono,
a merced de los temperos
más
aciagos y extremos. No eras más
que un
trozo de madera cada vez
menos
visible en la materia activa
de la
naturaleza. Para el ciclo,
para
cerrarlo al fin, sólo esperabas
acabar
algún día como fuego
en
nuestra chimenea y ser ceniza
y
ennoblecido símbolo del tiempo.
Pero
algo ha pasado: has florecido.
Desoyendo
la lógica del mundo
y de tu
propia historia, te has llenado
de
brotes y de flores, desdichada.
No
serán fruto ni serán promesa,
pero
sueñan tal vez con nueva vida
esperando
quizá que a ese reclamo
acuda
el ruiseñor y en ti construya
su nido
como antaño, reviviendo
tus
viejas primaveras y las noches
de
venturosa y perfumada brisa,
mi
pobre rama, soñadora y muerta.
¿Qué
burla es ésta, di, rama podada?
Y tú,
mi viejo corazón, ¿no aprendes?
Andrés Trapiello, 20 años de poesía Nuevos Textos sagrados (1989-2009)
jueves, 1 de agosto de 2013
Wislaba Szymborska de camping
¿dónde estaría acampando?
y ¿quién sería ese señor circunspecto que la acompañaba?
me gusta esta foto.
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