viernes, 15 de junio de 2007

De volver

A veces, no apetece volver.
No siempre, depende de quién o qué te espere a la vuelta.

Y, también, de la intensidad de lo vivido.

Releo a John Berger:

"Cuanto más profunda sea la experiencia de un momento, mayor será la acumulación de experiencia. Por esta razón, el momento es vivido como más largo. Se logra detener la disipación del paso del tiempo. La duración experimentada no es una cuestión de longitud, sino de profundidad o densidad. Proust lo entendió muy bien.

No se trata solamente de una verdad cultural. En la naturaleza encontramos un equivalente de ese aumento de la intensidad del tiempo vivido en esos días de primavera y principios del verano, en los que la lluvia y el sol se suceden en una continua alternancia, cuando las plantas crecen de un modo visible, varios milímetros o centímetros al día. Estas horas de espectacular crecimiento son inconmensurables si se las compara a las horas del invierno, cuando la semilla yace inerte en la tierra."

Pues eso.

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