jueves, 31 de julio de 2008

En ningún lugar, en parte alguna.

Casi seis meses, ya.

Te he echado tanto de menos.

Muchas noches te sueño, me abrazas, te abrazo.
Y, tan triste al despertar.

Ya nunca.

Para T. en ningún lugar, en parte alguna.

domingo, 20 de julio de 2008

de Los treinta y tres momentos felices de Chin

Es un día caluroso de junio, cuando el sol pende quieto del cielo y no hay un hálito de viento o de aire, ni una traza de nubes; el patio y el jardín son como hornos, y ni un pájaro osa volar.
El sudor corre por todo mi cuerpo en arroyitos.
Ante mí está la comida del mediodía, pero no la puedo tomar, por el calor.
Pido una estera para estirarla en el suelo y tenderme, pero la estera está empapada de humedad y las moscas vuelan como en un enjambre y se me posan en la nariz y no quieren irse.
En este momento, cuando me siento tan completamente desventurado, hay un trueno repentino, y grandes masas de nubes negras tapan el cielo y se acercan majestuosamente como un gran ejército que marcha a la batalla.
Comienza a caer el agua de la lluvia como cataratas de los aleros.
Cesa el sudor.
Desaparece la pegajosidad del suelo.
Todas la moscas se marchan para esconderse, y puedo comer mi arroz.

¡Ah! ¿No es esto felicidad?

Chin Shengt'an

de la dinastía Tang

(...)

Cuando viene el hambre abre la boca,
cierra los ojos cuando viene el sueño.

Po Chu Yi

jueves, 10 de julio de 2008

Paulme Bordeaux




Vende sus pequeños cuadros los fines de semana en St Sulpice.

Vive en Rouen y viaja en tren hasta París.
Duerme en casa de su prima.
Parece feliz (o me engaño).

Sus cuadros representan gallinas, pollitos, petirrojos, carboneros, niños en la playa.
Cuestan entre cinco y quince euros.

La veo y me enternece.

Compro un pequeño petirrojo.

Pero yo, últimamente, no soy imparcial.
Demasiada sensibilidad exacerbada.


Me doy miedo.