domingo, 22 de abril de 2007

Primavera

La carquexia y el tojo han florecido.
También el brezo.

Un zorro caminaba delante de mi, sin darse cuenta,
tranquilamente.
Mi perra seguía su rastro, sin percatarse de que iba unos metros por delante.

Una pareja de cucos se perseguía y jugaba.

¡Qué embriaguez, volar persiguiendo a tu amante!, subir, dejarte caer, esquivar, huir, perseguir, volar, posarte, volver a volar, girar, jugar....


Si pudiera, creería en la reencarnación.

Volver a sentirlo todo, pero de otra manera.

miércoles, 18 de abril de 2007

Placeres

Me despierto aún de noche.

Todo está en silencio.
Por la ventana abierta entra el frescor de la madrugada.
Al cabo de unos instantes, un ruiseñor empieza a cantar.
Me destapo y dejo que el frío me acaricie.


Luego me arrebujo en el edredón y me adormezco.

sábado, 14 de abril de 2007

Diario de una naturalista



Tengo un libro de la naturalista e ilustradora inglesa Edith Holden.
Lo escribió a principios del siglo pasado.

Es un libro minucioso y atento, con ilustraciones precisas de plantas y animales.

Recorre todos los meses del año y describe los acontecimientos que se suceden, cuando florece cada planta, los pájaros que retornan, cuando oye cada canto, sus recorridos en bicicleta buscando una planta o un pájaro que dibujar.

El título original de la edición inglesa es "Diario de campo de una dama eduardiana".

No es que sea el ideal, pero la traducción española se titula "La felicidad de vivir con la naturaleza".

Más cursi, no podía ser.

Pero estaba escrito por una mujer. Y de principios de siglo, además.

Ah, la estupidez humana.

viernes, 13 de abril de 2007

Chaparrón de abril

Estos días de abril, en que caen chaparrones a cada rato, también a cada rato, me acuerdo de la canción de Vainica Doble.

Chaparrón de Abril

Chaparrón de abril,
nubarrón negro marfil:
llueve a tierra mojada,
musgo y verdín.

Chaparrón de abril:
canta un mirlo feliz,
una gota de lluvia resbala por mi nariz.
Chaparrón de abril
se deshoja un jazmín,
con mis chanclos chapoteo
por los charcos de mi jardín.

Chisporrotea la chimenea
mientras asa mamá
patatas en la brasa
y escucho ladrar al chucho
que no puede entrar en casa.

La chacha hace la masa de los churros
para el chocolate o el café,
abuelo da a papá
jaque mate al ajedrez,
me aburro pegando cromos Netslé.

El gato se divierte el muy cuco
deshaciendo los patucos de croché
que la abuela estaba tejiendo
para el bebé.

La campana de la ermita ya toca:
la devota mariquita,
vaquita de San Antón,
coge el manto y se va a misa,
es domingo de Pasión.

Ha cesado de llover
y de nuevo brilla el sol:
se oye el llanto de un niño
que acaba de nacer
debajo de una col.



Las Vainicas son uno de mis amores NADA secretos. Bien alto lo digo.

La mitad de Vainica Doble, Carmen Santonja, murió hace unos años. El mismo día que Carmen Martín Gaite, con lo que su muerte no tuvo demasiada repercusión.

De las Vainicas (de Carmen Santonja, autora de casi todas las letras) me gusta su sentido del humor, su ironía y su mala uva.
Decir que son ingenuas, es no haberse fijado, ni un poquito, en sus letras.

Chaparrón de abril...


Lo suyo sería poner un enlace con la canción, pero mi ignorancia es supina.

miércoles, 11 de abril de 2007

OBSCENIDAD

Alguien me prestó, el domingo, el dominical de El País.

Había un reportaje sobre una de las consecuencias del genocidio de Ruanda.

Las niñas de doce, trece años, raptadas por los asesinos de sus familias.
Y violadas. Y violadas. Y violadas.

Y de las consecuencias de esas violaciones.
Hijos no solo no queridos, si no incluso odiados.
Y sida.
Y dolor.
Y ninguna esperanza.
Con fotos, y nombres y apellidos, y relatos en primera persona.

Estremecedor.

Pero lo que me parece OBSCENO es que ese reportaje esté entre uno sobre moda (con una modelo esquelética), otro sobre decoración y un reportaje de la vida loca de un grupo de rock.

Al mismo nivel el horror y la frivolidad.

Yo no pude seguir leyendo.

A lo mejor la equivocada soy yo.

lunes, 9 de abril de 2007

Mi pequeño pais



La geografía de mi pequeño país consta, al este, de cuatro colinas, tres valles y tres arroyos principales, y de un río, caudaloso a veces, al oeste. Al norte y al sur hay más cosas, claro, pero eso ya no lo considero mi pequeño país.

En las colinas hay bosquecillos de robles y también algunos robles grandes, y en las lindes, paleros, algún olmo, espino albar y zarzas y grosella borde. Las lindes están muy habitadas por animales pequeños y entre los robles crece la gayuba.

A mi pequeño país lo cruza un camino, que cuando fue invadido por las excavadoras, dejé de considerar mío y decidí no pisar en un año (y no lo pisé).

Los habitantes que me interesan no hablan mi idioma. Hay familias de corzos, de zorros, de liebres, de conejos, de garduñas y comadrejas.

El cielo de mi pequeño país, también esta poblado. Hay milanos, algún alimoche, cigüeñas, tórtolas, arrendajos, cernícalos, alcaudones, pico picapinos, pito real e innumerables pájaros pequeños, totovías, jilgueros, pinzones, gorriones, mitos, reyezuelos...
Lo más extraño que he visto ha sido el alcaraván, con sus ojos amarillos, y la chocha perdiz, con su gran pico.
Conozco muchos rincones de mi pequeño país, pero aún me quedan sitios por descubrir.

Si en algún momento abandono mi pequeño país, nadie podrá quitarme el pequeño país que guardo en mi corazón.

domingo, 8 de abril de 2007

Arrogancia

Porque vivo como quiero, porque amo como quiero.

Porque soy dueña de mi hambre.

jueves, 5 de abril de 2007

Carreteras secundarias

Me gusta despertarme cuando aún es de noche.
Prepararme un te y tomarlo viendo la oscuridad por la ventana.
Conducir mientras veo amanecer.
Coger carreteras secundarias, aunque podría ir por nacional o por autopista.

Me gusta volver, con mis rebaños, a los pastos de primavera.

martes, 3 de abril de 2007

37 preguntas a mi único contacto al otro lado de la frontera

Dime, ¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera? /
¿Encuentra su amor respuesta en un veinte o un veintidós por ciento de los casos, o como aquí /
son mudos los teléfonos, corazones desiertos noche tras noche /
corazones desiertos en la última habitación del laberinto?

¿Hay en vuestro reino, entre vuestros territorios, algún lugar /
llamado Greenland o Groenlandia? ¿Son sombríos sus valles? /
¿Hay gasolineras de la compañía Shell? ¿Se acercan las mariposas
hasta las conchas amarillas? ¿Ni aún en invierno? /
¿Nunca existió allí un espía llamado Cenizas?

Dime, ¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera? /
¿Nunca soñáis con cangrejos? ¿Y con niños ciegos? /
¿Os acordáis alguna vez del ciclista Tom Simpson, de cómo se asfixió en el Aubisque? ¿Que me decís de la imagen de su maillot
como una tabla de ajedrez rota sobre la gravilla? Al otro lado de la frontera, ¿protege la hoja al fruto? /
¿Hay fresas?

¿Tienen los peces abisales presentimientos/
acerca del sol? ¿Saben distinguir la palabra Luz de la palabra Sombra?
Aquellos que al tomar el tren, desaparecieron en la transparencia de la tarde, /
¿Hasta cuándo conservaron las ilusiones de que podían quedarse?

Se me ha dicho que para los pájaros no hay otro destino que el viento /
y que hay barcos que jamás alcanzan un puerto. /
Cuando vosotros habláis del destino, ¿A qué os referís exactamente? /
¿A las ventajas de un trabajo seguro? ¿Quizá a lo que se come con salsa de naranja? ¿Nunca rezáis por las caravanas del desierto?

¿Sois muchos, sois muchos los habitantes del otro lado de la frontera? /
Esta gente que veo todos los días por la calle, ¿vive allá?

Este poema es de Bernardo Atxaga y lo traigo aquí, solo, porque me gusta.

domingo, 1 de abril de 2007

Palabras antiguas

Esta semana, en Babia, me enseñaron dos palabras.

Las palabras son feijo y sorocho.
Se refieren al atado de leña que se recoge mientras se pasea. Feijo es un atado grande y sorocho, uno pequeño.

Hermosas palabras que a partir de ahora utilizaré con el cariño que se reserva a lo que, inevitablemente, va a desaparecer.