viernes, 25 de abril de 2008

Viajes

Me despierto aún de noche.
No se qué hora es.

Me desvelo.

Oigo un extraño ruido que no conozco, algo así como un silbido gorjeante.
También lo oyen los perros del pueblo, todos empiezan a ladrar.
No imagino que puede ser, ¿insectos, aves?.

Luego me duermo y me duermo más de lo debido.

Se me hace tarde para el viaje que emprendo.

Recuerdo el verso de Pessoa:
"El frío especial de las mañanas de viaje".


Me voy.

miércoles, 23 de abril de 2008

101

Esta es la entrada 101 de este blog.
Me gustan los capicúas.

Y un poema de Idea Vilariño, poeta que he descubierto hace muy poco y que cada vez me gusta más.
No es que sea muy alegre pero se acomoda bien a mi ánimo.

Uno siempre está solo
pero
a veces
está más solo.

miércoles, 16 de abril de 2008

Viento, cometas y milpiés

Viento, viento y lluvia.


Siempre que hay viento pienso en las cometas y en mi abandonada pasión por ellas.
Cuánto me gustaba volarlas.
Giros, giros y barrenas.
Puro placer.

Después de un día de vuelos, en el momento de dormir, seguía sintiendo la fuerza del viento en mis brazos.

En mi largo viaje me las llevaré.
Y volveré a volarlas.


(Al cabo de los meses los milpiés han vuelto, solo que yo no estaba pendiente y hoy se han ahogado dos.
Siento pena.

No tengo remedio.)

martes, 8 de abril de 2008

Huyendo

Bajo el puerto de Pajares.

Un Golf negro viene detrás de mi, me persigue.

Si fuera subiendo no tendría ninguna oportunidad pero bajando quizá.

Apuro las frenadas, me ciño al trazado, reduzco en las curvas para tener potencia en la salida, voy ganando metros, no puede alcanzarme.
Llego con bastante ventaja a la autopista, el Golf TDI negro es un punto lejano en el retrovisor.

Al cabo de un rato me pasa, uf!.


El no sabía que me perseguía.
Tampoco que corre sangre de loba en mis venas.

sábado, 5 de abril de 2008

Wari

Al principio de conocernos jugábamos al wari constantemente.
Lo dibujábamos en un papel o en un cartón y buscábamos piedritas que hicieran de semillas.
Muchas veces al sol, mientras bebíamos cañas delante del bar de Amparo.

Después le regalé uno de madera y seguimos jugando.
Casi siempre me ganaba ella pero yo no caía en la desesperación.

Luego dejamos de jugar, casi me cuesta recordar las reglas.

Esta mañana encontré ese wari de madera detrás de unos libros.

Se me ha hecho un nudo en la garganta, nunca más jugaremos al wari, ella ya no está aquí.


Luego he procurado pensar en otra cosa, no es bueno empezar así el día.