miércoles, 29 de octubre de 2008

A veces, en octubre, es lo que pasa...

Cuando nada sucede,
y el verano se ha ido,
y las hojas comienzan a caer de los árboles,
y el frío oxida el borde de los ríos
y hace más lento el curso de las aguas;

cuando el cielo parece un mar violento,
y los pájaros cambian de paisaje,
y las palabras se oyen cada vez más lejanas,
como susurros que dispersa el viento;

entonces,
ya se sabe,
es lo que pasa:

esas hojas, los pájaros, las nubes,
las palabras dispersas y los ríos,
nos llenan de inquietud súbitamente
y de desesperanza.

No busquéis el motivo en vuestros corazones.
Tan sólo es lo que dije:
lo que pasa.

Angel Gonzalez

Un regalo para Bínsent

martes, 28 de octubre de 2008

Viento

Hace viento, mucho.

Me he llevado la cometa al salir de paseo.
Pero no era el sitio adecuado, no conseguía elevarla, los árboles me lo impedían.

Ya de vuelta a casa he pensado que era un crimen desperdiciar ese viento.

Y, haciendo caso omiso de mis obligaciones, he cogido de nuevo la cometa y me he ido, esta vez sí, al sitio adecuado.


Media hora de viento huracanado y un frío de los demonios.

Puro, puro placer.

Gerda Taro



Saqué este libro, de Jordi Sierra i Fabra, de la biblio, me llamó la atención la foto de la portada.

La foto es de Robert Capa, la fecha, enero de 1939.

Si, es de Robert Capa. Gerda Taro murió en 1937.

Gerda Pooryllhe y Endre Friedman se conocieron en París. Eran dos exiliados de origen judío.
Endre era fotógrafo pero no conseguía vender muchas fotos.
Enseñó fotografía a Gerda y, también, se hicieron amantes.

Y, entonces a Gerda se le ocurrió la idea de crear una empresa.
Ella sería la secretaria, Endre el revelador y un personaje ficticio, de nombre Robert Capa, norteamericano, el fotógrafo.

La historia funcionó.
Y Endre Friedman se convirtió para siempre en Robert Capa.


Pero, durante la Guerra Civil, Endre y Gerda estuvieron en España haciendo fotos.
Hacían fotos los dos, se intercambiaban las cámaras y las vendían bajo el mismo nombre, Robert Capa.

Muchas fotos atribuidas a Endre son de Gerda.

En 1937, Gerda cansada del poco reconocimiento de sus fotos, empezó a distanciarse de Endre y a firmar sus fotos con su nombre.

No tuvo mucho tiempo, murió en julio, en la batalla de Brunete, atropellada por un tanque.

Nunca se encontraron las cámaras que llevaba.

Y es, casi, una desconocida.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Confianzas

se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe



Me gusta mucho este poema de Juan Gelman que he escuchado mil veces en la voz de Cecilia Roth, en un disco de Gotan Proyect.

Ironías de la vida (o justicia poética) esos miles de versos le sirvieron a Juan Gelman para ganar el Cervantes.

lunes, 20 de octubre de 2008

recurrencias

en mi sueño, de nuevo, nos abrazábamos.
aferrándonos,
con desesperación,
como dos animalitos en un bosque, de noche.



(y se que esa imagen no es mía, se que la he leído, pero ahora no se a quien pertenece.

aunque en este instante la haga mía.)

jueves, 16 de octubre de 2008

Prados

Paseamos por el camino que va hacia la ermita y el río.

Está precioso, con el agua corriendo por las acequias y los árboles otoñeando.

Entramos en mi prado, paseamos por el.
Es enorme.

Les enseño los fresnos poderosos que empiezan a ponerse amarillo limón, los cerezos rojos, los robles verde amarillo.

Caminamos hasta el prado dentro del prado donde me gustaría poner la yurta.
Las sebes son de espino albar y endrinos, hay también rosal silvestre lleno de escaramujos, avellanos, más fresnos.
Todo está lleno de colores.

Les explico donde plantaría más arboles para tapar unas casas que se ven al fondo y ver solo la montaña.

Seguimos caminando hasta el río y a la vuelta paseamos por el prado de O.

Cuando llegamos al mío, O. dice: "la verdad, me gusta más el tuyo".

No hay problema, en realidad podemos compartirlo.

El prado solo es mío en mi imaginación.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Hay

...

Hay bebidas dulces
que destrozan el día
y vinagres
que alegran la comida.

Hay torpes que se estafan
a si mismos mientras creen
que te engañan a ti.

Esclarecidos

sábado, 4 de octubre de 2008

Ritmo

Leo un poema de Idea Vilariño.


Eso

Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.

Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.

Lo releo en voz alta y me dejo mecer por su ritmo.


Y de pronto recuerdo algo que leí en el libro "De los archivos literarios de la KGB".

La poeta y etnógrafa Nina Hagen-Thorn, recluida en los campos de concentración de Kolimá, resiste: "El que posee el ritmo se siente libre... ¡No podrán conmigo!".

Y, recluida en una celda de castigo en la que escaseaba el oxígeno para sofocar al preso, escapa con su imaginación: "sin embargo era posible resistir sin perder el conocimiento: sumergirse en imágenes que generasen sensaciones claras y fuertes de grandes espacios, y transformar estas en ritmo poético".

Recita poemas a las presas y resiste:
"Nos leía poemas, suyos y de otros, y nos contaba sus viajes. Y lográbamos olvidar nuestro amargo destino por unos instantes. Nina trabajaba en el campo como "caballo". se enganchaba a una carreta con otras mujeres y transportaba el tonel de agua y leña para la cantina y el hospital. Era un trabajo duro y las mujeres eran además mayores; pero Nina no se desanimaba. Decía: "El caballo es un animal noble. Es bueno ser caballo".

(Nina Hagen-Thorn escribió unas memorias pero, desgraciadamente, no están traducidas).


El extraño poder salvador de la poesía...