viernes, 29 de enero de 2010

Huida de loba

A quien me pregunta
cuantos amores he tenido
le respondo que mire
en los bosques para ver
en cuantas trampas ha quedado
mi pelo.

Alda Merini

miércoles, 27 de enero de 2010

Tarde

No las ramas desnudas de diciembre,
ni la calle mojada, ni esas nubes
que una gran mano indiferente lleva
lo mismo que las trajo, ni las luces
en tal o cual ventana, siempre lejos:
no es eso lo que ves, sino a ti mismo.
Tarde deshabitada e inclemente,
y no más que la noche a su final.

José Cereijo

viernes, 22 de enero de 2010

la vida de los otros

llegué a esta página dando saltos de un enlace a otro.
fotos como las que todos hacemos.
abrazos, fiestas, besos, perros, gatos, adolescentes, abuelos, risas, compañeros, paisajes, niños, amigos...
muchas fotos malas, algunas fotos buenas.

todos tan iguales.
todos tan distintos.


cuando me fui a dormir se vino conmigo una extraña melancolía.

hubiera preferido dormir sola.




digresiones.
1.- cuando he escrito dando saltos he recordado un saltador que tenía de cría, un muelle gigante con una plataforma para los pies y un manillar. me pasaba horas dando saltos.
hacía haños que no me hacordaba de hel.

2.- En esos casos Oliveira agarraba una hoja de papel y escribía las grandes palabras por las que iba resbalando su rumia. Escribía, por ejemplo: "El gran hasunto", o "la hencrucijada". Era suficiente para ponerse a reír y cebar otro mate con más ganas. "La hunidad", hescribía Holiveira. "El hego y el hotro". Usaba las haches como otros la penicilina. Después volvía más despacio al asunto, se sentía mejor. "Lo himportante es no hinflarse", se decía Holiveira. A partir de esos momentos se sentía capaz de pensar sin que las palabras le jugaran sucio. Apenas un progreso metódico porque el gran asunto seguía invulnerable. "Quién te iba a decir, pibe, que acabarías metafísico?", se interpelaba Oliveira. "Hay que resistirse al ropero de tres cuerpos, che, conformate con la mesita de luz del insomnio cotidiano".

Rayuela (capítulo 90), Julio Cortazar

miércoles, 20 de enero de 2010

heterodoxo

primero las oigo, son un montón de cornejas.
hay muchas en el árbol.
no llevo más cámara que la del móvil.


demasiado lejos.

pero llevo prismáticos.


el primer intento no es muy bueno,



en el segundo mejoro.




¡tengo un teleobjetivo heterodoxo!.

luego las cornejas se van.

martes, 19 de enero de 2010

el año del tigre


desde Taiwan recibo esta postal que ha dibujado K. para el año del tigre.

qué suerte tengo!

viernes, 15 de enero de 2010

de vuelta

la casa estaba a 2º y había una tubería reventada.
el congelador, descongelado.
frío y humedad.
el patio es una mezcla de barro, nieve y charcos.
duermo con dos edredones (pero no pierdo esa extraña costumbre de dormir desnuda).
paseo pisando nieve y barro.
me hago sopas (extraño mafaldismo el mío).

me esperaba una carta postal de L., mi loco amigo húngaro.
retoma su sueño de hacer un viaje grande por Sudamérica sin fecha de retorno (con pocos bártulos y sin ataduras, eso dice).
me alegra.


frío.

ganas de marzo, sandalias y ternura.

domingo, 10 de enero de 2010

siempre tuve deseos de ser hombre
gato adoquín insecto obra maestra

madera de violín partitura
lienzo pincel amarillo de cadmio

campo de trigo con o sin cuervos
cristal de sal nuez moscada
higuera tronco de olivo
saco de algarrobas

el azul de los témpanos
la lluvia
el mar rojo
toda tu sangre

serlo
todo a la vez
y recordarlo


Isabel Bono



me gusta lo que he leído de Isabel Bono y me gustan mucho sus blogs, en especial Hojas Secas Mojadas

sábado, 2 de enero de 2010

De otras lluvias

I.

Ha llegado
una lejana dama,
no sé que mundo del dolor padece.
Llegó con nubes grises
a confirmar el milagro de siempre,
está mojada,
ella misma es agua.
Vagabundea por mis ojos.

II.

El agua sabe a mar,
toda la energía
que antes fue risa
se transforma
en la rara costumbre de llorar
por cualquier cosa,
me sumo a la lluvia y me lluevo,
quedo erecto
de tu piel constelada
y llovido del alma tuya.

III

Paso lloviendo por los restaurantes
del sueño
miro como un gato mojado
la cosecha del asfalto,
la nada que ya se viste con sus pieles,
las mentiras que justifican la vida.
Los hombres requieren
de pesadas
piedrecillas
para sumergirse
(¿o será que al fin todo tiene su precio?)
se viste de escafandra
con el agua en los tobillos
y nada torpe en el aire.
Mis lágrimas desembocan en un mar de nada.

Dufay Bustamente

de la exposición nubes de un cielo que no cambia
Casa de América