sábado, 2 de enero de 2010

De otras lluvias

I.

Ha llegado
una lejana dama,
no sé que mundo del dolor padece.
Llegó con nubes grises
a confirmar el milagro de siempre,
está mojada,
ella misma es agua.
Vagabundea por mis ojos.

II.

El agua sabe a mar,
toda la energía
que antes fue risa
se transforma
en la rara costumbre de llorar
por cualquier cosa,
me sumo a la lluvia y me lluevo,
quedo erecto
de tu piel constelada
y llovido del alma tuya.

III

Paso lloviendo por los restaurantes
del sueño
miro como un gato mojado
la cosecha del asfalto,
la nada que ya se viste con sus pieles,
las mentiras que justifican la vida.
Los hombres requieren
de pesadas
piedrecillas
para sumergirse
(¿o será que al fin todo tiene su precio?)
se viste de escafandra
con el agua en los tobillos
y nada torpe en el aire.
Mis lágrimas desembocan en un mar de nada.

Dufay Bustamente

de la exposición nubes de un cielo que no cambia
Casa de América

1 comentario:

alicia dijo...

Trabajo al lado de la Casa de América y esta mañana el cielo se derrama en lluvia... Creo que es el momento perfecto para sumergirme en la humedad de esos poemas. Gracias por el regalo, como siempre.