viernes, 22 de enero de 2010

la vida de los otros

llegué a esta página dando saltos de un enlace a otro.
fotos como las que todos hacemos.
abrazos, fiestas, besos, perros, gatos, adolescentes, abuelos, risas, compañeros, paisajes, niños, amigos...
muchas fotos malas, algunas fotos buenas.

todos tan iguales.
todos tan distintos.


cuando me fui a dormir se vino conmigo una extraña melancolía.

hubiera preferido dormir sola.




digresiones.
1.- cuando he escrito dando saltos he recordado un saltador que tenía de cría, un muelle gigante con una plataforma para los pies y un manillar. me pasaba horas dando saltos.
hacía haños que no me hacordaba de hel.

2.- En esos casos Oliveira agarraba una hoja de papel y escribía las grandes palabras por las que iba resbalando su rumia. Escribía, por ejemplo: "El gran hasunto", o "la hencrucijada". Era suficiente para ponerse a reír y cebar otro mate con más ganas. "La hunidad", hescribía Holiveira. "El hego y el hotro". Usaba las haches como otros la penicilina. Después volvía más despacio al asunto, se sentía mejor. "Lo himportante es no hinflarse", se decía Holiveira. A partir de esos momentos se sentía capaz de pensar sin que las palabras le jugaran sucio. Apenas un progreso metódico porque el gran asunto seguía invulnerable. "Quién te iba a decir, pibe, que acabarías metafísico?", se interpelaba Oliveira. "Hay que resistirse al ropero de tres cuerpos, che, conformate con la mesita de luz del insomnio cotidiano".

Rayuela (capítulo 90), Julio Cortazar

4 comentarios:

arponauta dijo...

hola :-)

alicia dijo...

Me encanta ese fragmento de "Rayuela"... Me encanta.

mgab. dijo...

la vida de los otros... ahora no necesitamos ni a la Stasi, nos desnudamos en público y llegamos a veces a la impudicia. qué necesidad tenemos de los otros... asusta! pero a veces también conforta..

alicia dijo...

Cuántos retales de vida que cuentan la misma historia..! Que fuimos, que dejamos una huella junto al mar. Pero sí, quizá quitémonos importancia y quedémonos en la mesita de noche, en un mate cebado a las seis de la tarde, en el gesto salvaje y cotidiano de la Maga removiendo la bombilla...