Pasamos por delante de la pastelería Mallorca.
Vamos a entrar pero C. decide que vayamos antes a otra tienda.
El rey mago que reparte propaganda delante de la puerta nos mira y decide no malgastarla con nosotras (todo eso lo veo con la visión periférica, qué de cosas se ven así).
Viendo que no hay mucha gente decidimos entrar.
Cuando salimos ya hemos cambiado de estatus, nos da la propaganda.
Fascinante.
1 comentario:
Qué curioso... Acabo de recordar cuando alguna vez pasaba por El Corte Inglés con mi pinta de estudiante universitaria y nunca me daban ni una mísera muestra de perfume. Me gusta el estatus de los que no tenemos estatus. Un abrazo soleado
Publicar un comentario