miércoles, 31 de octubre de 2007

Derivas

Pues quería escribir sobre Rayuela, pero se me ha cruzado Tristram Shandy.
Y todo porque esos dos libros los tengo tan destrozados que en algún momento, los dos, han viajado con una goma sujetando sus hojas (parecerá cutre, pero las Moleskine llevan una goma elástica y a todos nos parece ingenioso y práctico). Y una cosa me ha llevado a la otra.

Y es que Tristram Shandy es el libro que he leído (y sigo leyendo) de una forma más rara. Lo compré en el año 93 y voy por la página 431. Ni lo termino, ni lo abandono.
Hay épocas en que se me olvida y otras en que me acuerdo y lo retomo. Y continuo donde lo dejé. Claro,que a veces tengo que volver atrás para no perder el hilo.

Y así sigo.

Extraño.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Este es uno de mis libros raros preferidos. Yo sí pude terminarlo (a veces a duras penas, lo reconozco) pero el cual siempre me alegro haber leído. Alo mejor es un libro que nunca se acaba de terminar: una trampa fatal en la que caer resulta a un tiempo duro y gozoso.

Este pasado invierno estrenaron una película de Michael Winterbottom: Tristram Shandy: a cock and bull story, realmente ingeniosa, sobretodo para quien primero se ha adentrado en las arenas movedizas del libro.

Otra casualidad, me temo...

shichimi dijo...

Alfonso, me ha gustado lo de la trampa fatal.

Y vi la peli, es ingeniosa porque no veo otra manera de trasladar a imagenes una historia con tanta disgresiones y tan poca trama convencional.

Efectivamente, otra casualidad :-P