martes, 1 de enero de 2008

Contra Séneca

Otra vez las malditas menos cuarto.Otra vez
ruge Radio Pandora con su parte de paz,
rápido, ducha, frío, más rápido, café,
más café, vaya pelos, resignación untada,
este maldito invierno viene duro.

La agenda viola cruel mis párpados -llamar a Fulanito,
comprar sal, concertar cita con el dentista,
tema del día Séneca-
Hojeo mi camisa
me abrocho las Cartas a Lucilio.

Estornuda el coche. A duras penas me despierto a un guión:
Corduba, intermitente derecha, las tragedias,
calle Balmes, Caligula, epístolas, discursos,
suicidio: el ideal estoico, las pasiones
son malas, resignarse es virtud de los sabios.
Llueve.

Para explicar a Séneca estoy yo,
cuando tu te has quedado recogiendo las copas
del insomne champán y todavía te veo
despedirme en la puerta, vestida únicamente
con cuatro serpentinas, tan toda fiesta aún
que me entran unas ganas cuerdas de dar la vuelta
para contarte a ti lo que opino de cierto
de todos los ridículos sénecas de este mundo,
y pedirte que vuelvas a bajar las persianas
y a descorchar licor y a esparcirme confeti,
porque yo soy más bien del bando de Nerón,
y que si ardemos Roma ya vendrán los bomberos,
y que, muertos al fin, seremos como Séneca,
sobrios y mesurados, muy formales y quietos.
Esto te explicaría, de no ser un cobarde,
si esta calle no fuera de único sentido
-ese sentido estúpido que llaman del deber-,
eso, y no otra cosa, si ochenta y cuatro ojos
no me escrutaran ya como esperando alguna
fatal revelación: hoy quiero hablaros
de Lucio Anneo Séneca, me atuso la mentira,
filósofo admirable...


Directo al estómago.


Poema de Javier Velaza, "Los arrancados".

1 comentario:

Anónimo dijo...

impresionante, directo al estómago y ¿desde el estómago? De dónde le surgen a las gentes estas palabras, cómo las encadenan de tal manera que nos mueven sentimientos que ni siquiera nosotr@s mism@s sabemos que poseemos, (como cuando haces un ejercicio físico nuevo y descubres agujetas de un músculo que no sabías que pertenecía a tu cuerpo?