martes, 21 de abril de 2009

La Oveja




La llamábamos La Oveja por que tenía aspecto de tal.
Ya estaba en la casa, cuando nos fuimos a vivir a ella, junto con tres o cuatro perros más.
Había sido perra de pastor pero, según nos contaron, se quedó en la granja por amor a Canelo, un perro imponente mezcla de collie. Ciertamente siempre iban juntos a todos lados.

La Ove tenía los dientes desgastados.
En esa zona guían los rebaños lanzando piedras que los perros buscan.
Le encantaban las piedras y las encontraba siempre aunque se las tiraras al agua. Hicimos la prueba innumerables veces. Buscábamos piedras fácilmente reconocibles, las lanzábamos al agua y La oveja sumergía la cabeza y las sacaba. Cómo lo hacía sigue siendo un misterio para mí.

Era una perra dulce, agradecida y cariñosa. B. siempre decía que era una perra incondicional. Tenía razón.

Cuando nos fuimos de allí nos la llevamos con nosotras, ya era nuestra perra.

Hoy la he recordado mientras paseaba por una senda que ella descubrió.

Los ojos se me han puesto un poco húmedos.

4 comentarios:

Ico dijo...

Dios mio .. como me ha recordado a mi perro.. le encantan las piedras aunque estén en el fondo del mar.... ahora cada vez camina menos.. está reumático.. ha viajado de Madrid a Canarias...y es mi amigo más fiel ..

MBI dijo...

Mis pensamientos............acompañandote........

Lena de mar dijo...

me he emocionado...

un abracito salino

sfer dijo...

Qué bonito, shichimi... Gracias por compartir :-)