He encontrado un tritón jaspeado, en medio de la calle, cuando iba hacía el río.
Tenía la cabeza aplastada por uno de los lados pero aún estaba vivo.
Se movía con mucha lentitud.
Lo he cogido con cuidado y lo he llevado en la mano un rato, dándole un poco de calor.
He buscado un trozo suelto de corteza y le he hecho un pequeño refugio en un rincón apartado.
Mucho no se puede hacer por un tritón agonizante.
Solo dejarle morir en paz.
2 comentarios:
el calor de una mano...
eso es un regalo enorme
eso dice mucho de ti...
un abrazo salino
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