duermo la siesta bajo los ciruelos.
me tapo con una de las telas africanas que recogí de casa de C.
me despierto después de un sueño profundo.
el aire está lleno de la pelusa de los chopos.
me quedo mirando el cielo, hay nubes altas, vuelan los vencejos.
veo un milano negro a mucha altitud, se deja llevar por una térmica, no mueve las alas, gira lento.
siento envidia de lo que verán sus ojos, de su vuelo sin esfuerzo.
hoy debería estar en París y estoy en mi patio.
todo es raro.
y te quiero.
3 comentarios:
hermoso poema. Me gusta el final.
Dormía Basho -el poeta- bajo los árboles y despertaba cubierto de hojas. Sentía entonces que eso era precisamente el paso del tiempo. Dormir y que el mundo siga su curso.
Mientras sesteas la vida continúa y en París siempre te esperará una fiesta...
Abrazos
da serenidad leerte..
bonito descubrimiento, tu blog.
un beso
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