Bajo el puerto de Pajares.
Un Golf negro viene detrás de mi, me persigue.
Si fuera subiendo no tendría ninguna oportunidad pero bajando quizá.
Apuro las frenadas, me ciño al trazado, reduzco en las curvas para tener potencia en la salida, voy ganando metros, no puede alcanzarme.
Llego con bastante ventaja a la autopista, el Golf TDI negro es un punto lejano en el retrovisor.
Al cabo de un rato me pasa, uf!.
El no sabía que me perseguía.
Tampoco que corre sangre de loba en mis venas.
5 comentarios:
hay días en que somos animales perseguidos aún sin saberlo nosotros mismos.
menos mal que nos salvamos, casi siempre!
buen viaje, Shichimi (aunque sea por dentro de tí misma), con un beso...
Hoy, si pudiese, huiría de este mundo, de mi mismo. Quizá sea esa la huida más difícil...
Jin, el viaje era real, la huida también, la persecución no, pero le saqué ventaja, que conste.
Alfonso, si, pero que te voy a decir...
eres rápida y veloz!! y escribes muy bien...
te mando un abrazo que te perseguirá para darte calor
No lo esquives, chiquilla!!!
no lo esquivo, lo recibo :-P
gracias Lena
Publicar un comentario