sábado, 4 de agosto de 2012

Koh-i-noor


La publicidad más bonita que he visto era la de los botones Koh-i-noor Waldes… era una publicidad que solía mirar cuando, hace veinte años, venía a Praga en tren, y es la cabeza de una muchacha muy guapa, con un botón metido en un ojo, un botón metálico, azul, puesto dentro del ojo de la imaginación… ¿Y sabe la historia de esa chica y de su publicidad? Un traductor me contó que había cogido un barco de América a Europa, el señor Waldes también iba en el mismo barco, entonces ya tenía el negocio de los botones metálicos… pero todavía no tenía el rótulo publicitario con esa chica bonita, a la que conoció tomando una copa de champán en ese barco, y cuando esa chica, que era una actriz cinematográfica, le preguntó a qué se dedicaba, él le enseñó un trozo de cartón con un botón metálico cosido encima, con el botón Koh-i-noor… y ella, desenfadada, después de haber tomado varias copas de champán, se puso el botón encima del ojo como un monóculo, y el señor Waldes, a quién el champán y la bella desconocida se le habían subido a la cabeza, hizo venir a un fotógrafo que fotografió a la chica con el botón encima del ojo… Y él la cubrió de regalos y a partir de entonces la chica sigue iluminando no sólo Praga, sino… sobre todo me ilumina a mí, porque esa historia aclara e ilumina mi camino por la vida…


Bodas en casa, Bohumil Hrabal.

cuando leo este párrafo de Hrabal recuerdo esa publicidad y rebusco en mi caja de hilos y encuentro la publicidad del señor Waldes y le hago esta foto y es un recuerdo de mi infancia; en mi casa, mi tía era modista y mi madre nos cosía ropa, siempre había de esos automáticos y busco en internet y ahora la casa Waldes es una empresa que está en Barcelona y qué habrá sido del señor Waldes? (el inventor del botón automático, propietario de la empresa Koh-i-noor y gran patriota checo, eso dice Radio Praga). y también encuentro que quizá esta historia de Hrabal no sea del todo real porque en la misma página de Radio Praga aparece un pintor que se llama Frantisek Kupka y parece ser que fue él el que diseñó esa publicidad pero cualquiera sabe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, yo también recuerdo la imagen del costurero de mi madre cuando era niño (hace siglos que non la he vuelto a ver), pero a mí me daba más bien mal rollo, creo recordar, con ese aire pirata: era como si le faltase un ojo a la moza y lo supliese como podía.
Gracias a su post veo que las cosas son mucho máis alegres.

shichimi dijo...

Hrabal tiene el poder de hace las cosas siempre más alegres (aunque algunas sean bien tristes :-)