domingo, 11 de marzo de 2007

Ferlosio y la racionalidad

Leo a Ferlosio en "El Testimonio de Yarfoz".

Cuando al príncipe Nébride van a visitarle los munícipes de Úriga y Múriga para exponerle que su gran proyecto hidráulico va a dejar sin agua a su gran rueda elevadora, "lejos de adoptar la disposición de quien automáticamente se prepara a la defensa, se quedó, en cambio perplejo y pensativo como quien real y sinceramente otorga todo su peso y todo su valor a las razones que otro le presenta, por mucho que contraríen sus miras e intenciones".


Y, más tarde, en el foro de gobierno de Ornimbrod, con todas las partes en litigio presentes, Acranio, otro de los personajes responde así:
"Nada parece que te importaría sacar el pleito de la circunspección, de la prudencia, de la voluntad de acuerdo, que, como cosa de honor, todos hemos tratado siempre de guardar en esta sala, y llevarte los desacuerdos y las diferencias a la calle, sin que te turbe ni por un momento el ánimo la perspectiva de extender por todas las calles de Ordimbrod y por todas las aldeas la controversia y el apasionamiento. No, Murigaño, ni tus propias canas se merecen que ahora te pongas a ofenderlas con cosas de muchacho que forma banderías populares, sacando esta querella de las competencias del derecho al alboroto de las opiniones, dando a las cosas el valor que te convenga de que el gobierno de Ordimbrod atropella los intereses de los débiles y defiende los de los fuertes, declarando sin más ni más, en fin, este litigio entre la rueda y la desecación del almarjal, no competencia de gobierno ni sustancia de controversia o arbitraje entre las magistraturas pertinentes, sino materia popular de libre opción, opinión y preferencia, abandonada al capricho de las parcialidades, sometida al azar de las amistades y las enemistades, en que la opinión de uno puede no tener otro motivo que el de ser la opuesta de la de su enemigo, o la de un barrio entero no tener más fundamento que el de ser la contaría de su barrio rival. ¡No hagamos de esto, oh Murigaño, oh Nébride, oh compañeros todos, materia alguna de de parcialidades y facciones, que el pueblo es fácil de encender pero difícil de apagar!"


Ferlosio siempre me resulta esclarecedor (o directamente incomprensible).
Y esto parece especialmente escrito para estos días.

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