Con una mano cogió el mar y con la otra un velero,
para explicar una de las pruebas
de que la Tierra es redonda.
-¿Todos los días, le preguntaba.
Lo mismo de día que de noche?
-Siempre, me respondió, y si no fuera redonda
en toda su corteza, nada se tendría en pie,
el mar llegaría hasta las cumbres nevadas
no podrían volar las aves
ni correr los niños por los campos del estío.
Ni siquiera habría verano.
Todo existe: la rosa, la luna,
mi alma, los vientos, la sonrisa de ella
y la sombra del cerezo, y las cerezas,
así son porque la Tierra es redonda.
El velero se hundía en el horizonte
y el mar iba y venía en su mano derecha
la espuma de las olas escurriéndose entre sus dedos.
Refrescaban mi rostro redondas gotas de lluvia
caída de grandes nubes que venían del Sur
gracias a que la Tierra es redonda.
Alvaro Cunqueiro, Hierba aquí o allá.
Traducción César Antonio Molina
1 comentario:
¿por qué no conozco mejor a Álvaro Cunqueiro?
un gran fallo
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